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Innumerables titulares en los medios de comunicación como así también, todo tipo de comentarios: crueles, dolidos, compasivos. Vale aclarar lo importante: los de sus docentes en la escuela donde comenzó sus estudios y lamentablemente no pudo concluir. Los comentarios en las redes mostraron decadencia a la hora de entender la gravedad de la situación y expresan alegría, goce, festejo, odio.
Pero Melina Gigli, docente de la escuela Carlos Fuentealba del Barrio Santa Lucía, lanzó en su dolida expresión, aclarando a un medio rosarino:
“No quiero que lo recuerden así. Él era Eze, mi alumno, nuestro alumno. Él era muy dulce y andaba con un carro. Tuvimos muchas mañanas de mates y sonrisas. Le gustaban los cuentos pero no leer. Estamos en deuda. Qué crueldad. Él tiraba de un carro, andaba cirujeando. El hambre no espera. Era tan dulce, tiraba de su carro.”
Fede Vega agrega:
“Infinita tristeza. La deshumanización avanza y algunos hacen gala de ella en las redes sociales, festejando la muerte…”
Román me cuenta que Ezequiel había abandonado la escuela, que la última vez que lo vieron fue cartoneando por el norte de la ciudad, en la Zona Cero, pero que siempre que andaba por el barrio iba a la escuela, que lo que sienten es una profunda impotencia frente a un final tan trágico como anunciado. ¿Cómo no sentir impotencia?
Otro alumno más que se nos va, muy joven, casi niño, de la peor manera.
A Ezequiel no lo mató la policía como a Jonatan Herrera o a Pichón Escobar. Tampoco lo mataron los narcos como a Maite o a Maxi Jerez. A Ezequiel lo mató la pobreza, la desigualdad, la miseria de una sociedad que no puede ser más injusta.
¿Hasta cuándo? Desde Amsafe Rosario volvemos a gritar ¡Basta de matar a Nuestros Alumnos!
La Profesora Melina Gigli accedió a una entrevista exclusiva y mostró todo su dolor ante este hecho lamentable: “Lo que vi en los medios de comunicación, sin saber que era Ezequiel respecto de su caso no me pareció adecuado, el tratamiento que le dieron no fue de respeto hacia él, ver el video me hizo postear en las redes lo que después se hizo viral y lo hice para que no se vea esa última cara de Ezequiel así. Vi un chico con miedo, desorientado, que caminaba como podía y que no se lo respetó”.
“La Directora conoce la complejidad del barrio y nos comunicamos siempre para saber por qué los chicos no van al colegio y son distintos los motivos, pero todo redunda en una realidad económica que vivimos y que ataca a los barrios vulnerables. Les falta comida, el gas para cocinar, los útiles, la ropa, el calzado, muchas circunstancias que los obligan a faltar a clase”, comentó Gigli en referencia a que Ezequiel no es el único caso y que existen historias similares a la hora de profundizar en la realidad cotidiana.
“Sin dudas que es un problema de políticas públicas. Nosotros los docentes hacemos lo humanamente posible para que la situación mejore, en cuanto a lo pedagógico, pero no podemos sustentar la vida de las familias de nuestros alumnos por eso perdemos la asistencia a clase de los chicos y dar como caso cerrado que las cosas sean así es para plantear un cambio- dijo en referencia a las políticas- nosotros nos fuimos planteando objetivos que fuimos cumpliendo pero la pobreza, la marginalidad, son palabras cerradas en sus definiciones, pero nosotros nos hemos propuesto ayudar a los alumnos a seguir sus estudios universitarios, consiguiéndoles becas y es el sentir de la docencia, que aunque la veamos vapuleada, mal vista, seguimos haciendo nuestro trabajo en silencio. Nosotros habitamos un mundo que pocos conocen”.
En tren de poder solucionar el tema, se la consultó acerca de las medidas que se deberían tomar para evitar esta problemática y la profesora añadió: “Si tengo que pedir algo son políticas públicas y más apoyo a la educación pública. Transito 106 kilómetros todos los días para dar clases desde las 7.30 hasta las 18, por eso pedimos ayuda para nosotros, los que estamos en las aulas, sufrimos por las pérdidas como las de Ezequiel, que no fue la única en nuestra escuela y para los pibes y pibas que tienen que terminar la escuela secundaria. No quiero la Tiza de Oro, hay una realidad que es la de mi escuela y la de otras, nos tenemos que sentar a hablar, escuchar a las familias y a los docentes porque es muy importante lo que hay para decir. Tenemos abusos, sexuales y de armas, se vive mucha violencia con tiroteos, caminamos el barrio sin chalecos antibalas, hay que abrir el abanico, sentarse a hablar ya apoyar con mejores políticas públicas”, concluyó Melina.
